Acostumbrados a callar
La selva, es un lugar poco conocido para los peruanos. Todos hablan de la naturaleza, de sus exóticos paisajes y de sus caudalosos ríos pero casi nadie menciona a los habitantes de sus bosques. Son pocos los que se interesan en conocer la cultura amazónica y la forma de vida de sus habitantes. Este desinterés ha llevado en más de una vez a sentir que vivimos en dos mundos paralelos. El de los blancos “civilizados” y el de los indígenas “salvajes”.
Iquitos es una ciudad cosmopolita. Desde su fundación cuya fecha es aun incierta, han arribado a estas tierras varios europeos, asiáticos, latinos y peruanos; quienes han reaccionado de forma diferente ante la presencia de los indígenas de la zona. Esta claro que durante la época del caucho, muchos de los señores caucheros explotaron y en casos extremos eliminaron no solo los recursos naturales sino también a muchos indígenas al ser tratados como esclavos. En aquel entonces el gobierno peruano no intervino cuando debía a pesar de las denuncias recibidas y solo envió delegaciones a ver lo acontecido bajo la presión internacional.
En la década del setenta llegaron a Loreto las compañías petroleras, esta demás decir que todas tuvieron el visto bueno del gobierno para establecerse en la zona. Con esta incursión vino la depredación, la contaminación y las enfermedades en las comunidades aledañas. Situación que se mantiene hasta la fecha y que lamentablemente se ha visto incrementada debido a que los loretanos no nos manifestamos y no nos encontramos en la capacidad de demostrar al gobierno de turno que más que ver ganancias económicas estamos perdiendo lo poco que nos queda de nuestro hábitat natural. Los loretanos preferimos callar.